15/1/09

La vida secreta de las palabras


Sinceramente, un increíble film que me ha acompañado el día de hoy.

Sinopsis


Un lugar aislado en medio del mar: Una plataforma petrolífera, donde sólo trabajan hombres, en la que ha ocurrido un accidente. Una mujer solitaria y misteriosa que intenta olvidar su pasado (Sarah Polley) es llevada a la plataforma para que cuide de un hombre (Tim Robbins) que se ha quedado ciego temporalmente. Entre ellos va creciendo una extraña intimidad, un vínculo lleno de secretos, verdades, mentiras, humor y dolor, del que ninguno de los dos va a salir indemne y que cambiará sus vidas para siempre. Una película sobre el peso del pasado. Sobre el silencio repentino que se produce antes de las tormentas. Sobre veinticinco millones de olas, un cocinero español (Javier Cámara) y una oca. Y sobre todas las cosas, sobre el poder del amor incluso en las más terribles circunstancias.


España, 2005.

Dirigida por Isabel Coixet. Producida por Almodóvar. Con Sarah Polley, Tim Robins, Javier Cámara, Sverre Anker Ousdad, Steven Mackintosh. Fue la más galardonada en la XX Edición de los Premios Goya.
Ve el trailer acá.

Hope there's someone
Who'll take care of me
When I die, will I go

Hope there's someone
Who'll set my heart free
Nice to hold when I'm tired

There's a ghost on the horizon
When I go to bed
How can I fall asleep at night
How will I rest my head

Oh I'm scared of the middle place
Between light and nowhere
I don't want to be the one
Left in there, left in there

There's a man on the horizon
Wish that I'd go to bed
If I fall to his feet tonight
Will allow rest my head

So here's hoping I will not drown
Or paralyze in light
And godsend I don't want to go
To the seal's watershed

Hope there's someone
Who'll take care of me
When I die, Will I go

Hope there's someone
Who'll set my heart free
Nice to hold when I'm tired

19/11/08


PT. VI


Una tenue luz primaveral se adentra por la ventana del lado más cercano a la puerta de salida de mi casa. Me fascino al ver las formas que adquiere al disgregarse con los colores y cortes del vidrio; pregunto en voz baja si eso fue lo que planearon quienes lo fabricaron, como para dispersar a quien lo observa y hacerlo sentir relajado en un momento en que tal vez su cabeza debería estar trabajando a mil por hora.



Hasta entonces iba y venía recorriendo los cuartos, porque no podía quedarme quieto un instante. Ahora, luego de entretenerme viendo cómo el polvo se eleva y termina reposándose en el suelo, consigo asentar en el sofá marrón de pana que ya por segunda generación llegó a mi pertenencia.



Pero, ¿qué es realmente lo que pretendo encontrar entre las figuras ociosas y el relajo que la luz me produce, o cuál es el sentido que aspiro darle? Eso mismo. Por la misma razón que uno le canta al viento o le pide a las nubes que se asomen cada tanto; que nos permita alejarnos de la realidad aunque sea un momento, que nos posibilite abrirnos a la imaginación y hacer de ella la realidad que buscamos.



Mientras dejo que la mía vuele distante.

4/11/08

La Compulsión en el Adiós. Parte V

PT. V

Un contraste atisbado por las resonancias espasmódicas de una sórdida voz sobre mis pulmones que lo sobrecargan apretándo el lado izquierdo con roces indulgentes de lamento, esta tarde de cielo fragmentado entre matices acaramelados de invierno difuso y estratos nublados de estrellas impacientes.

Arrítmica tu pulsión que dispara sobre mi vulnerabilidad de soslayo una rápida pero indirecta frialdad excipiente, provocándome convulsiones y el amerizaje en mis propias salinas hacia mi interior nuevamente; el dolor punzante que excava hacia afuera y la represión de mis alaridos por no querer darte por fin hoy.

La compulsión que me acompaña para no escucharme mientras camino por enésima vez pisando mis huellas en este cuarto, para recordar aquello que fue y lo que pudo ser, más el silencio resquebrajado por el parqué ya esfumado entre la tierra de las pesadillas de mi infancia que en amaneceres es presente.

De a poco me acoplo a la idea de que no todo está perdido y que puede resurgir victoriosa una última esperanza: es ella, la imagen de mi salvación, que me aceptará en brazos al desgastarse mi herida y convertirse en cicatriz; la luz a través de las cortinas, el sol a través del cielo, el cielo... a través de todo.

El polvo se convierte en la escultura divina que manifestará todo lo vivido. En su talón, la hipocondría, que al ser vencida dejará ir toda angustia acarriada hasta hoy. Y en su pecho, una coraza inviolable que al ser colocada no dará margen a desamor alguno. Creo tener una pequeña parte de la cura.

¿Por qué debo escucharte reír tan alarmante mientras yo estoy así, tan distante? Por qué seguir -me repito-, cuando vos estás tibia y yo deliro. Te odio, te odio, te odio. En esta histeria sin salida y sin más ataduras que mi final, las odas resuenan in crescendo y la escena se torna en blanco y negro. ¿Será un nuevo comienzo, será su cuarto intermedio o será lo que ya suponemos? Caen ríos de mis ojos, se interrumpe la música con el sollozo, y las palabras que lo eran todo ahora son llagas en mi rostro. La coraza imperdonable, las escamas del que madura, las internas del despido.

31/10/08

La Compulsión en el Adiós. Parte III y IV




PT. III

Mientras, en la penumbra de la persiana americana, los últimos esbozos, alaridos de fe, escapa la certeza de la entrelínea que se filtra del cielo ahumado y sosegado. Yace en la nebulosa el primer intento, permaneciendo en el aire la sustancia hereditaria del alma.

En el suelo de parqué, la resaca y los residuos de mis memorias consumidas por el fuego; la tapa dura ya es papel tapiz de aquel mural que albergaba un espejo, y ese espejo ya no es más que un arma letal que atenta contra las vías férreas de tanta paranoia, así como su marco deja verme del otro lado, y mi transparencia se convierte en hecho.

Un fraseo se escapa buscando el primer oído atento que atienda a la demanda. Las sirenas aturden al instante la algarabía de una calle con su mismo nombre y que jamás ha sido testigo de horror alguno. Las paredes se cierrran en sí mismas hasta mantener el secreto mejor guardado de la historia; caen y repelen los intentos de ayuda, encapsulan resguardando las memorias de un ser eidético y arrasan por completo.



PT. IV

Incomprensible es tu forma de ser al verme sereno en mi interior que no se te ocurre nada más que hacer mi mente implosionar como un nuevo mundo y la calígine vital. Ya me resulta difícil controlar esto; un sudor intermitente, el castañeo de mis dientes y las uñas cortadas desparramadas del día anterior; y por el piso me entremezco, con el frío acogedor, reluciente y embriagador.

De esta vida que no fue y de las miles por perder, que no supiste mantener y hoy no querés perderme. Con la ira desatada, mi camisa desabotonada y las hilachas que se precipitan hacia el suelo formando aristas con las uñas y sudor.

¿Quién te ha visto y quién te ve? Si con tus huesos te desplazás hacia la inmensa austeridad junto a tudeidad la falacia. Ahora te esfumás entre la niebla sofocante de los recuerdos disolubles, mientras tu figura se borra de mi pared y el perfume es vicio de la tierra estéril que ya no pisaré jamás.

29/10/08

La Compulsión en el Adiós. Parte I y II





PT. I

El lugar esta minado de polvo y de silencio. Mi cuarto es relato de un frío ecléctico y, siendo tarde, como nunca antes atiendo a mi propio aliento. Fumo en la espera, luego de tanto tiempo, me recuesto, espero que entres por la puerta. Tal vez pueda compartir lo que pienso, pero me retracto y se que no es posible. Las ausencia de las palabras son vestigio de una barrera que no supimos atravezar.

"No estás solo en este cuarto"-releo entre el humo. Algo extraño está sucediendo. Lo se. Soñé con estar en algún lugar entre tanta humareda, mientras insisto en que entres. Puedo cambiar, me digo, pero no puedo ser otro. Soy el mismo, sí, pero no sé quién querés que sea! No estás solo, querido solitario. Te olvidaste que está el recuerdo.


PT. II

¿Acaso debo estar esperando toda la noche, perdiendo el guión de las agujas? Escribiré mis letras en la pared y las esparciré por el suelo si es necesario, para no percibir el viento, hasta que las manos me sangren. Eso de esperarte hasta ser el estúpido... no lo voy a hacer.

Puedo cerrar los ojos y seguir. Pero las palabras escritas resuenan entre la verdad de las paredes consumidas por el humo. No está en mí mentir, tampoco callar, mucho menos herir. En espirales me consumo; la mística y la esencia de los pensamientos del furtivo asechando, el concreto enigma de las inverbes sensaciones que conllevan la desesperación y la ira, con la euforia del espíritu renaciente y la desesperanza de la solitaria alma en la búsqueda.